Hasta la luna llegan los aullidos.
Lobo errante que en mi interior habitas.
Galopas por mi alma sibarita
Hambriento de las presas de mi olvido.
Si yo llegara al monte que emancipa
Mi deseo de libertad humana
Que de mi inquieto ser errante emana,
Y a la nívea, alta luna se anticipa.
El eco de mi aullido sempiterno
Clama al compás de mi sórdida ausencia,
Ausente de ecos, de voces, de infierno.
Por mas que alunizar quiero, cadencia
De aullidos filarmónicos eternos
Me frenan y me pausan con su esencia.
Hola Frank, me gustó, tengo un poema que habla con el tuyo, lo publicaré mañana en Bohemia, se llama aúllo en la noche.
ResponderEliminarUn saludo
Gracias Alejandra lo leere
ResponderEliminarUn honor que me visites...
ResponderEliminarme gustan tus versos...
calidos y sensibles
yo me quedo para seguirte un saludo amigo.
dese mi
LuNa.
Gracias Luna por tu comentario
ResponderEliminaraunque en tu adjetivo de luna
vea humildad sin duda
y sea tu luz como el sol milenario.
Gracias por seguirme, te sigo